sábado, 22 de junio de 2013

Aural Fit


 AURAL FIT
LIVESTOCK (Slant Eye Archive, 2004)
Mondo Bohachi: guitarra
Lewis Inage: bajo
Yuki Kurosaka: batería
La primera vez que tuve noticias de Aural Fit fue en la recopilación Tokyo Flashback 5. de P.S.F. Records e inmediatamente me puse a buscar información de este power trío con base en Tokio de la banda. Ni sin mucho tardear me hice con Livestock, su primer álbum, autoeditado en el 2004 en formato CD. Un álbum de guitarras y ritmos pesados. No tiene caja, sino que una funda de plástico protege la portada que es un póster con un collage monocromático en forma de cuartilla A3. Livestock fue grabado en directo con un equipo tan pequeño como su música distorsionada a todo volumen lo permitía.
El álbum contiene cinco canciones y la que le da entrada es “Nightmare of Colonel Kurtz”, una pesadilla de cacofonía guitarrera. Tema musical, como el resto, en el que hay algunos gritos pero la distorsión es la que ordena y manda. En la misma onda y sin descanso aparece “Obidience”. Tema con un bajo machacón de dos notas muy blues pero visto por unos psicópatas de los excesos sonoros. “Slant Eyes” entra con un rasgueo de guitarra medio suave y parece que Aural Fit nos va a dar algo de descanso a tanta brutalidad sonora. Pero todo es una ilusión. Poco a poco el volumen y la intensidad suben, de forma repetitiva, hasta que la guitarra estalla en un chorro de notas de distorsión largas y orgiásticas. El álbum continua con “Stuffed Men”, mi tema preferido y cuyo empiece me recuerda a unos Sonic Youth de los ochentas con esos riffs de guitarras jugueteando entre ellos. Luego la distorsión desencadenara y las comparaciones con la banda neoyorquina se quedan sólo en el gusto de ambas bandas por los excesos sonoros. Para cerrar la banda nos tiene preparado un tema puro de free rock que no da tregua en todo lo que dura.
Livestock es enfermizamente heavy. Canciones que tienen sus raíces en el blues pero al que estos mendas lo prenden fuego a base de volumen y distorsión y después lo hacen añicos a través de capas de bramidos guitarreros, convirtiéndolo en una psicodelia cruda, en una cacofonía de jams infernales muy en el cosmos de unos Acid Mothers Temple. Una banda no apta para los delicados del corazón.

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