sábado, 20 de abril de 2013

Flower Travellin' Band


Yamanaka.

 FLOWER TRAVELLIN' BAND
SATORI (Warner Bros, 1971)
Hie Yamanaka – voz, armónica
Hideki Ishima – guitarra
Jun Kozuki – bajo, guitarra
Joji “George” Wada – batería
Satori es el segundo álbum de Fower Travellin' Band Satori, aunque el primero con material propio. La portada del álbum muestra un dibujo de Buda en posición meditativa rellenado con dibujos de un universo mandala con el monte sagrado Meru, estupas, los ciempiés fumadores de Alicia en el país de las maravillas, robots de ciencia ficción de dibujos animados japoneses, y más. Y todo esto es lo que refleja la música en las cinco diferente secciones en que se divide Satori.
Un AAAAAAHHHHHH! es el grito que introduce el riff pesado de “Part I”, un tema sabathiano por los cuatro costados: riff de guitarra robado a Iommi, esos gritos que recuerdan a un Ozzy, y hasta parece que han puesto en la batería a Ward. En “Part II” la FTB meten sonidos orientales y guitarras psicodélicas a la pesadez sabathiana que en momentos a mi me recuerdan a unos Blue Cheer en sus momentos más expansivos. Esta es mi parte favorita del álbum, aquí es donde la banda consigue mezclar el misticismo oriental con el hard rock de forma más convincente sin parecer cargantes. La “Part III” es un corte de más de 10 minutos donde la banda continua explorando el riff y misticismo de la parte anterior. Es un tema instrumental con un solo de guitarra muy de la época. “Part VI” es distinta, tiene un riff más blusero, más a lo Cream y hasta introducen la armónica. Y la “Part V” es donde FTB introduce la parte más progresiva de la suite, más Amon Duul que ELP debemos matizar. Esta es la parte que menos me convence y me resulta algo artificiosa. Esos gorgoritos del principio que me recuerdan al rock flamenco quizás tenga mucho que ver.
Satori es uno de los grandes álbumes japos de los primeros setentas. Un álbum que mezcla atmósferas psicodélicas con blues rock y rock progresivo, consiguiendo un poderoso sonido que todavía resulta sorprendentemente convincente. Para aquel que guste del rock de finales de los sesentas principios de los setentas merece la pena cada céntimo que te gastes en conseguirle.

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